Igual que la microdiscectomía, en esta técnica se usa un separador tubular de 18 mm de diámetro a través del cuál se realiza la intervención con la ayuda de un microscopio quirúrgico. En este caso, la patología a tratar es una estenosis de canal vertebral y, para ello, el cirujano fresará con el motor de alta velocidad el hueso necesario para devolver un calibre al canal medular que permita una relajación de las raíces nerviosas atrapadas en su interior. La técnica permite descomprimir ambos lados desde un acceso único unilateral, y preservar la mayoría de los elementos que aportan estabilidad al segmento intervenido. Por esto último, unido también a su mínima invasión, es una técnica que en la mayoría de los casos evita la necesidad de fijar con tornillos las vértebras, con lo cuál la agresividad y el coste del proceso disminuye considerablemente.
