Bajo este término se agrupan diversas técnicas que reúnen en común un conjunto de aspectos que la definen. Si atendemos a la definición dada por la AOSpine (Asociación internacional para el desarrollo y divulgación de la cirugía de columna) diríamos que se trata de “serie de técnicas y procedimientos dependientes en la tecnología que reducen el daño tisular local operatorio y el estrés quirúrgico sistémico, permitiendo un retorno más temprano a la funcionalidad, en busca de unos mejores resultados en comparación a las técnicas tradicionales”.
De esta manera, las técnicas mínimamente invasivas tratan de conseguir unos objetivos quirúgicos similares a los de la cirugía convencional, clásica, abierta, a través de incisiones más pequeñas, menor daño a los tejidos sanos (en especial la musculatura) menor resección de estructuras óseas, etc… Entre las ventajas descritas, demostradas y publicadas en la literatura científica, destacan las siguientes:
- Menor daño a tejidos y estructuras sanas.
- Menor dolor y tolerabilidad del postoperatorio.
- Menor sangrado y necesidad de transfusiones.
- Altas hospitalarias más precoces, por lo general en las primeras 24 horas tras la intervención.
- Más rápida reincorporación a la vida activa tras la cirugía.
- Menor resección de estructuras óseas clave lo que conlleva menor desestabilización quirúrgica y, por tanto, menor necesidad de colocar tornillos y otros dispositivos.
- Mayor satisfacción general percibida por los pacientes.
- Menor tasa de infección quirúrgica.
- Mejor resultado estético (ventaja relativa, no es el principal objetivo).
Según la definición de la AOSpine citada más arriba, estas técnicas son profundamente dependientes en la tecnología. Para su desarrollo, el cirujano se ayuda de una serie de instrumentales y dispositivos como el microscopio quirúrgico, los motores o fresas de alta velocidad, los sistemas de adquisición de imágenes radiológicas intraoperatorios (radioscopia, TACs intraoperatorios, etc…), endoscopios, separadores tubulares, instrumental específico… En determinados centros punteros, también es posible disponer de herramientas avanzadas como son los robots quirúrgicos o sistemas de realidad aumentada y virtual. Estos últimos aún no están suficientemente difundidos debido a su coste y disponibilidad.
El otro pilar básico para una correcta aplicación y éxito de la cirugía espinal mínimamente invasiva es el factor humano. Así, la formación quirúrgica, técnica y teórica es esencial. En la actualidad, no son muchos los sistemas formativos en las residencias de neurocirugía o cirugía ortopédica que contemplen en sus programas la formación específica en cirugía MISS. Por ello, es esencial la formación contínua y la subespecialización en centros de referencia internacional.
El Dr. Miguel A. Roldán posee amplia experiencia en estas técnicas y completó su formación en el prestigioso New York Presbyterian Hospital – Weill Cornell, en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, bajo la tutela del Dr. Roger Härtl, uno de los más prestigiosos e influyentes cirujanos espinales en el mundo y pionero de la cirugía MISS.