Un endoscopio consiste en un tubo rígido que porta en su interior un sistema óptico que recoge las imágenes y las transmite a través de fibra óptica, siendo recogidas por un sistema de visualización y mostradas en una pantalla, en la cuál el cirujano monitoriza la intervención.
Mediante estas técnicas se consigue llevar la mínima invasividad en la cirugía espinal a su máxima expresión, siendo incluso posible en determinadas ocasiones realizar el procedimiento con anestesia local y el paciente despierto.
Las aplicaciones de la endoscopia espinal están en contínuo desarrollo y ampliación, siendo posible realizar desde intervenciones básicas como resección de hernias discales, a otras más complejas.